sábado, 2 de noviembre de 2013

Sustitución

La presidente no está al mando, pero quién lo está ahora?

El vicepresidente electo es Amado Boudou, un señor que, a pesar de tener una de las imágenes más negativas que puede soportar un político en funciones, fue votado en una papeleta en la que figuraba debajo del nombre de Cristina Fernández de Kirchner.

Tal es su fama, que los ministros de su gabinete dicen que no harían caso a una orden del presidente en funciones. Para tranquilizarnos, y sin percibir que ahondan la sensación de golpe de Estado, sugieren que la única jefa es Cristina --convaleciente de una operación en el cráneo-- y que reciben sus mensajes a través de su hijo Máximo Kirchner o del señor Zanninni.

La legitimidad es un concepto que parece abstracto hasta que sucede lo impensable. Hasta que se hace necesaria. 

Gastar cientos de millones de dólares  del Banco Central para frenar la suba de un dólar lateral no es tan descabellado si en realidad se protege a un gabinete incapaz de ponerle la firma a ninguna medida.

El señor Randazzo se enfrentó a un momento singular cuando se produjo un choque de trenes bajo su responsabilidad, --momento para recordar su revolución ferroviaria-- y su anunciada medida de estatizar los trenes fue a parar al cajón cuando se enteró de que necesitaría la firma del vice. Digo, del presidente.

Caminamos, como siempre que lo hacemos de la mano del kirchnerismo, por el filo de la navaja, mirándonos el ombligo.

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