domingo, 15 de junio de 2014

Robarnos a Boudou

Amado Boudou, además de ser el vicepresidente, es el nuevo emblema de la corrupción en Argentina.

Preocupa al círculo de poder establecido, que un ladrón de poca monta venga a sacudir la estantería. La corruptela es un poder informal, endeble y sostenido en temblorosos pactos. Parece invencible cuando desintegra a sus enemigos, pero el proceso de putrefacción lleva -y eso es invariable- al derrumbe.

El crimen no paga.


El escándalo Boudou promete ramificarse. Lo dice Fontevecchia hoy. Y el poder debe animarse a organizar una operación "Mani Pulite" porque a esta altura lo que arriesga es que el Boudougate impacte en operaciones mucho más delicadas, como las de la importación de la energía, o el juego.
 
Y mientras nosotros celebramos los goles de una Justicia que parece despertar, las carpetas se cosen y descosen febrilmente para que algo actúe la pantomima del cambio gatopardista.

Se mueven las piezas. Hasta dónde llegar para que la gente se apacigüe? Dice Fontevecchia que con Boudou no alcanza.